La familia para los/as adolescentes sois un lugar seguro y de refugio, al igual que sus amistades. Sois las figuras de referencia esenciales más allá de vuestro papel…
Es importante conocer las claves y caminos para acercarse a los y las adolescentes; escucha, dejarles hacer, la flexibilidad, unidad de acción y diversos consejos para entender y conseguir estar más cerca y poder ayudarles con éxito.
Un barco en puerto es sinónimo de seguridad. Es una provisión preparatoria para iniciar rumbo. Es importante que sepa a dónde volver en caso de necesitar refugio…
Familia y adolescencia
La importancia de la familia en la adolescencia
La familia para los/as adolescentes sois un lugar seguro y de refugio, al igual que sus amistades. Sois las figuras de referencia esenciales más allá de vuestro papel de cara a sensibilizar sobre el Trastorno de Juego de Azar. Pero también hay otras formas indirectas de prevenir. Así que, ¡aquí estamos! Para ofrecer recursos que puedan ayudaros en esta tarea. Porque como las madres y los padres aún no tenéis superpoderes (¡menos mal, estarías aún más cansados/as!), simplemente nos gustaría recordaros que…
- La familia no es perfecta: tampoco es necesario (¡eso es misión imposible!). A lo largo de la vida van a surgir distintos conflictos, y lo deseable es enseñarles a afrontarlos con los recursos y herramientas suficientes, como para que en la adultez sean capaces por sí mismos de afrontarlos.
- Si les enseñamos nuestros recursos podrán “tirar de ellos” y afrontar las emociones de la manera más saludable posible. Como ocurre con los juegos de azar y apuestas deportivas cuando decidís no jugar, que los/as adolescentes toman vuestro ejemplo de referencia.
La teoría es buena, pero la práctica se complica. ¡Es lo que tiene ser humanos! tenemos dificultades porque no hay un manual de instrucciones para solucionar cada problema. Si supiéramos hacerlo mejor, ¿no lo haríamos? “¡Adiós a la culpa!”
Además, no podemos olvidarnos de que la vida no comienza en la adolescencia. Los/as menores también cargan su propia mochila. En esta etapa se puede destapar la caja de pandora (una autoimagen negativa, inseguridades, problemas familiares, y un largo etcétera). Cada uno/a tiene su propio talón de Aquiles. ¡De esto no se libra nadie! Lo importante es que no afecte de manera significativa al bienestar y si en algún momento se necesita ayuda especializada“¡bienvenido/a!”.
- También es normal tener dificultades para llegar a todo ¡Y no es vergonzoso! ¿Quién más necesita más de 24h para acabar con toda la lista de tareas? Keep calm //mantega la calma//·. Es necesario ver más allá de las cuestiones prácticas que ocupan casi todo el tiempo, y atender la salud mental de los/as adolescentes. Pese a sus posiblesresistencias, es necesario buscar tiempo para escucharles, hacerles sentir parte de la familia y queridos, ver en qué asignatura flojean, si tienen alguna preocupación por ahí rondando, y un sinfín de cosas más. ¡No pasa nada si tiene que faltar a la extraescolar, o si no te da tiempo a pasar a por unas deportivas nuevas! Es importante atender y acoger sus preocupaciones.
Como podréis llegar a imaginaros, algo tiene que ver con que en las últimas décadas se ha reducido considerablemente el tiempo que se necesita para hacerse cargo de la familia. Eso, o que las madres, generalmente ¡cómo no!, renuncien a su carrera profesional para poder hacerse cargo de la familia sin tantas complicaciones. Actualmente, se intenta mediante políticas facilitar la conciliación personal, laboral y familiar. Pero hay que tener en cuenta que aún falta mucho por hacer, y dada la situación ¡Y lo hacéis lo mejor que podéis!
Los/as adultos/as tienen sus propios problemas: solemos estar sometidos al estrés producido por problemas de salud física, de la relación en la pareja, económicos, laborales, individuales de la madre o el padre, de carácter psicológico, etcétera. ¡Ni qué decir de la carga mental de las mujeres en la familia! Pero tener en cuenta, que cuidar de vuestra salud mental, más allá de ser madre o padre, es una forma de cuidar de vuestros/as hijos/as, y ser un ejemplo.
- Cuando los/as hijos/as se convierten en adolescentes ya no ocupan el mismo rol en la familia. Incluso es un duelo tener que aceptar y decir adiós al niño/a que se habéis criado. El ritmo familiar cambia. Una de las sensaciones más comunes como madres y padres es sentir que se pierde el control. Para eso es importante ser flexible, marcar límites y seguir estando ahí. Recordar que no es sólo un proceso para los/as adolescentes, sino para la familia también y que trae consigo posicionaros al lado de vuestros/as hijos/as de una forma distinta a la que lo hacíais en la infancia.
- La adolescencia no es una enfermedad y mirarlos como si su comportamiento fuese tal, significa etiquetarles. Con el tiempo madurarán en sus relaciones, reacciones, decisiones, responsabilidad, etc. Y en la juventud estará todo mucho más organizado.
- El encuentro con los/as adolescentes, a veces, se complica. En ocasiones, se les llega a tratar como niños/as e infantiliza, o como adultos capaces y maduros. Para la familia también es un proceso en el que hay que ir tomando constantemente la medida exacta. Cada adolescente desarrolla una personalidad propia e individual y a veces no caemos en la cuenta. Así nos lo hacen ver en el anuncio publicitario “La Gran Espera”. – “Mamá, ¿tú crees que soy lento?”. El hijo lo pregunta contemplando que puede ser una cualidad negativa de su personalidad. Es evidente, que el adolescente va a su propio ritmo y que a su madre agradarle, no le agrada. Pero ésta lo asume y además le transmite el lado bueno de lo que supone “ser lento”, una oportunidad para hacer las cosas “despacito, pero con buena letra”.
- La adolescencia no conlleva grandes conflictos ni desajustes en la familia pese a que sus emociones estén a flor de piel. Pueden expresarse tanto hacia fuera, (aquí es cuando se suele pensar: “¡pero qué intenso/a!”). Como hacia dentro, cuando se encierren en sí mismos/as y literalmente en sus habitaciones, o dormitan (una necesidad fisiológica real de los/as adolescentes).
Simplemente, son más maduros/as, son capaces de explorar sus inquietudes, y eso les permite conocer el mundo más allá de su familia. La cuestión es que para ello se rebelan, y llegan a poner en duda los hábitos y valores de su familia, o dejan de lado unas actividades para elegir otras.
- Durante esta etapa, los/as adolescentes perciben que sus preocupaciones son capitales. Aunque para los/as adultos sean problemas banales, para ellos/as forman parte de su realidad. Es necesario tratarlos como tal y comprender la importancia que tienen para ellos/as sus vivencias, y acompañarles.
Lo podemos ver en el anuncio “Pase lo que pase estaré a tu lado”: en la escena aparecen un padre y una hija adolescente que acaba de romper con su pareja. Para ella, es un verdadero drama esta situación y su padre que ya sabe que “de todo se sale”, no sabe bien qué hacer. Pero para apoyarla y acompañarla en este duro momento, simplemente, crea un espacio compartido, una cena con su comida favorita.
¿Cómo acercarse a las y los adolescentes?
Claves para el acercamiento
1 La escucha es clave
Se mueven por las emociones y no pueden evitar tener que solucionar los problemas aquí y ahora. Es importante estar disponibles para escucharles, es una forma de transmitirles que estáis ahí. Estén más o menos accesibles ¡incluso monosilábicos! (“¿Qué tal el día hijo/a?” – “Bien, adiós”).
La cuestión es que se sientan aceptados/as y orgullosos/as de ellos/as, una manera de cuidar su salud emocional (¡qué importante!). Escucharles posibilita crear espacios que evitan que se jueguen, literalmente, sus problemas.
2 Dejarles hacer
En función de su madurez y edad. Es difícil, pero tienen que poner en marcha la responsabilidad y la autonomía. De lo contrario, aún les cambiaríamos el pañal. Es necesario que tomen sus propias decisiones, en realidad llevan años haciéndolo, desde la infancia, pero claro ¡esas decisiones eran más sencillas!
Los/as adolescentes prueban cosas nuevas porque quieren experimentar las emociones que aportan, son nuevas, como las de las relaciones íntimas. No lo podemos evitar. Así que acoger por ejemplo a los/as nuevos amigos/as y respetar sus gustos y preferencias, facilitará el acercamiento. Estaremos de acuerdo en que es mejor no juzgarles, y que es mejor cuestionar el comportamiento en sí. Por ejemplo, no estamos de acuerdo en que deje de hacer deporte y juzgarles diciendo que es un vago/a no aporta nada bueno. Por eso, es necesario tratar de comprender por qué y adaptar una nueva actividad.
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Ser flexible también implica establecer normas y límites
Les ayudan a tener figuras positivas. Una norma o un límite bien puesto facilita la convivencia. Hay que adaptar la norma a la necesidad que haya surgido. Cuantas menos normas haya mejor, así queda claro lo que tienen que cumplir. Si bien es necesario “dejarles hacer”, es igualmente necesario concretar normas. Una cosa no quita la otra. Además, es una forma de transmitir que les cuidamos, que “nos importan” y que estamos aquí. De hecho, desde bien pequeños/as los/as niños/as reclaman la atención de su familia mediante el comportamiento. Una etapa en la que la mayoría se expresan mediante las famosas rabietas para hacerse ver y manifestar sus necesidades. Pero claro, no se les podía dar tooodo lo que pedían, y era el momento de establecer normas, rutinas, etc. Ahora, no es muy distinto.
4 Los/as adultos como un equipo
Tener en cuenta al/a adolescente implica tener buena relación entre los progenitores y que se vean como un equipo. O por lo menos, no incluir a los/as hijos/as en los problemas de pareja. Esto hará no posicionarse al frente, sino al lado. Evidentemente en la pareja existen diferencias, pero es necesario recordar que si la fractura es tal, los/as adolescentes pueden colarse por ella, e incluso que no les veamos como lo necesitan.
5 Suele funcionar…
– Tener tiempo como padres para estar con ellos/as a solas. Independientemente de si ha habido una mala semana o hay temas difíciles de abordar, es “suficiente” con aburrirse en familia y disfrutar de los beneficios que tiene esta vía de escape. O invitarles al cine y que elijan película. No implica hablar sobre lo que está pasando, pero es una manera de decir: “estoy cerca de ti”.
– Tener rituales en la familia como cenar juntos. No siempre es posible, así que pueden ser los jueves de pizza, ir a ver alguna competición deportiva, practicar deporte, ir a ver un concierto… El objetivo es sentirse unidos y el pretexto es la actividad.
– Tener en cuenta sus necesidades porque son parte de la familia. Es importante ser democrático/a para elegir película, horarios, planes en vacaciones… No siempre saldrán ganando, pero se trata de buscar un equilibrio.
Anuncio publicitario “Mudanza” “¿Cómo es posible acercarse a los/as adolescentes cuando de por medio hay un problema?
La familia; puerto seguro
El barco y el puerto; la o el adolescente y la familia
Un barco en puerto es sinónimo de seguridad. Es una provisión preparatoria para iniciar rumbo. Es importante que sepa a dónde volver en caso de necesitar refugio.
Puede desviarse en la aventura, sufrir daños, encontrar otros puertos o faros… En función de lo que la naturaleza también tenga preparado: una tempestad, mar en calma… Desde luego, los/as tripulantes regresarán distintos: habrán aprendido, conocido otros lugares, etc.
Así es la familia para los/as hijos: el lugar donde fortalecerse, prepararse para navegar y trazar su propia ruta. Aunque para algunos adultos/as en ocasiones sea difícil soltar los amarres, su naturaleza es zarpar. En puerto, no aprenden a sobrellevar borrascas, están amarrados. Tampoco se les puede aprovisionar de por vida, se estancarían. De hecho, es imprescindible que tomen rumbo para que luego se conviertan en puerto para otras personas.
Es esencial adecuar cada barco, porque en un momento u otro, va a tomar su propio rumbo, va a ocurrir. Y no hay dudas en que es necesario que sepa manejar las tempestades, y para eso, hay que soltar. También hace sentir orgullo ver cómo lo hace.
Con el paso del tiempo, en algún momento, necesitará volver a puerto seguro, o no. Pero es importante que sepa que puede volver a casa, en calma. Es necesario hacerles sentir que estamos aquí, que somos puerto seguro, si necesita volver, descansar, o simplemente, si quiere visitarnos.
¿CUÁL ES EL PAPEL DE LA FAMILIA?
Cuestionario de autoevaluación
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